Aguas termales

Ricas en variados componentes minerales, las aguas termales han conseguido hacerse un hueco en los últimos años en el amplio abanico de tratamientos encaminados a mejorar tanto la belleza como la salud. Si ya has tenido la suerte de probar los beneficios relajantes de las termas, tranquila, porque ahora el mercado también te permite gozar de sus beneficios a través de una amplia gama de cosméticos.

Grosso modo, las aguas termales no son más que aguas minerales procedentes de las capas subterráneas de la Tierra que emanan a cinco grados más que la temperatura superficial. Sin embargo, son mucho más que eso. Hasta llegar a la superficie, siguen un recorrido a través de las distintas capas terrestres que trasladan su elevada temperatura al fluido. Este hecho, unido a la gran cantidad de minerales que pasan a formar parte de su composición hasta el momento de su salida, propicia su uso en terapias, inhalaciones, irrigaciones, etc. Precisamente, su gran beneficio radica en esta rica composición obtenida a través del método de la disolución.

Haciendo historia

Aunque pueda parecerlo, las aguas termales no son un descubrimiento del siglo XXI. Ya desde épocas remotas los distintos pueblos utilizan el baño como medida terapéutica o como instancia para socializar. De hecho, los hallazgos más antiguos de construcciones dedicadas para este fin datan de antes del 2000 a.C. en la India; y también existe mención de las mismas en diferentes textos griegos, como La Iliada de Homero. Los primeros registros del uso de agua caliente en las termas son de finales del siglo V a.C. Acudir a estos lugares era considerado un auténtico acontecimiento social, que fue propiciando la proliferación de termas terapéuticas o balnearios, que pronto se convirtieron en lugares donde además de disfrutar de momentos de relax, se debatía sobre política, economía o cultura. Así, esta concepción fue evolucionando poco a poco hasta la que existe en nuestros días y que convierte estos lugares en fuente de beneficios para nuestra salud y belleza.

¿Cómo actúa el agua termal?

El baño de aguas termales aumenta la temperatura del cuerpo provocando la eliminación de toxinas y gérmenes, entre ellos algunos virus, que se localizan en nuestro organismo. Al mismo tiempo, éstas consiguen aumentar la presión hidrostática del cuerpo, por lo que favorecen la circulación sanguínea y oxigenación, mejorando así el metabolismo de los tejidos del cuerpo y las secreciones del tracto digestivo y del hígado. Cuando una persona se expone a un baño termal, recibe la acción directa de la temperatura de las aguas en forma de shock, y los minerales comienzan a ser absorbidos en pequeñas concentraciones por la piel. Una vez en el organismo, estos son depositados en el tejido celular subcutáneo, y desde ahí ejercen su acción activando el metabolismo orgánico a través del eje hipotálamo-suprarrenal.

Sus beneficios

Indescriptible es el placer que nos produce el sumergirnos en aguas termales. Nuestro cuerpo se relaja y disfruta de unos beneficios, que no pocos facultativos pasan por alto a la hora de mejorar determinadas dolencias. En términos generales, las aguas termales son beneficiosas por sus propiedades relajantes. Así, se las considera ideales para trastornos gastrointestinales, neuralgias, artritis, reumatismo y traumatismos de índoles diversas. Además, suelen ser lugares muy frecuentados por pacientes de dolencias musculares, ya que el calor del agua ayuda a mejorar la elasticidad del músculo, además de rehabilitar la zona consiguiendo que no se produzca una atrofia de la articulación.

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El agua termal y la belleza

En la actualidad, las termas también se han convertido en grandes aliados para nuestra belleza corporal. El baño relaja nuestro organismo ayudándonos a combatir las marcas que deja en nosotros el estrés que inunda nuestro devenir cotidiano. Si piensas que en tu larga lista de tareas no hay tiempo para acudir a balnearios, ¡estás de suerte! Ya puedes beneficiarte de las propiedades de esta agua desde tu propia casa. ¿Sabes por qué? Numerosos estudios han permitido crear una amplia gama de tratamientos dermocosméticos basados en las propiedades terapéuticas del agua termal. En estos momentos son varios los productos que incorporan este componente y que se emplean para aportar luminosidad a la piel por las mañanas y activar su circulación sanguínea. Además, son muy adecuados también como complemento a sesiones dermatológicas, después de la depilación, para favorecer la cicatrización, para relajar párpados hinchados, etc.

A pesar de esto, es en los balnearios donde podrás disfrutar de todos los beneficios de las aguas termales, llevándolos a convertirse en la primera opción de vacaciones o de una simple escapada para todos aquellos que buscan unos momentos idílicos.

¿Qué agua elegir?

  • Ricas en cloruros. Contribuyen a regular el exceso de sebo subcutáneo y calman la irritación de la piel
  • Ricas en sulfatos. Aportan elasticidad a la piel y tienen un efecto relajante sobre el organismo.
  • Ricas en flúor. Destacan por su acción antiséptica sobre el cutis
  • Ricas en hierro. Mejoran diversas afecciones de la piel y actúan como un eficaz complemento en las dietas adelgazantes
  • Ricas en cobre. Favorecen tanto la síntesis del colágeno por parte de los fibroblastos, como de la melanina por los melanocitos y la de la queratina por los queratinocitos
  • Ricas en zinc. Tienen una eficaz acción epitelizante, hidratante y reparadora. Asimismo, logran contrarrestar y mejorar los cuadros de acné
  • Ricas en calcio y magnesio. Destacan por su función activadora de la actividad enzimática de la piel
  • Ricas en sodio. Ayudan a controlar el equilibrio hídrico de la piel
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