¿Edadismo al revés? Cuando tener canas está de moda en la cultura pop

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Durante décadas, la juventud fue la moneda de cambio más valiosa en la cultura pop. La industria del entretenimiento, la publicidad y la moda impusieron una narrativa donde envejecer era sinónimo de perder relevancia. Pero algo está cambiando —y rápido— en los códigos culturales del siglo XXI: las canas, las arrugas, la experiencia y la madurez están comenzando a simbolizar poder, autenticidad y estilo. ¿Estamos asistiendo al nacimiento del “edadismo inverso”?
El giro estético: de ocultar a exhibir
Antiguamente, las canas eran cuidadosamente teñidas o escondidas. Hoy, celebridades como George Clooney, Andie MacDowell, Pierce Brosnan o Helen Mirren han convertido sus cabelleras plateadas en símbolos de elegancia y seguridad en sí mismos. Incluso estrellas más jóvenes como Ariana Grande o Billie Eilish han coqueteado con looks de inspiración “silver” como forma de madurez artística.
En las redes sociales, millones de usuarios siguen cuentas de “silver influencers” —personas mayores de 50 con estilo arrollador, cabello blanco y una actitud desafiante— que han roto los estándares tradicionales de belleza.
La moda y la publicidad se rinden ante las canas
En pasarelas de París o Milán, cada vez es más habitual ver modelos senior, incluso octogenarios. Marcas como Gucci, Balenciaga o The Row están apostando por rostros maduros que transmiten longevidad, sabiduría y sofisticación. No es solo una estrategia inclusiva: es una declaración de valor.
En campañas de cosmética, aparecen modelos con arrugas sin editar, y en spots televisivos, las canas ya no son el “antes” de un tinte, sino el “después” de una identidad asumida.
Más allá de la estética: el símbolo de la resistencia
Tener canas hoy puede ser una forma de protesta silenciosa. Un acto de resistencia frente a una cultura que ha venerado la juventud a toda costa. En lugar de esconder la edad, se abraza. En vez de pedir disculpas por ella, se presume. Las canas, en este contexto, son una bandera: representan el paso del tiempo sin vergüenza, la experiencia sin disfraz, la elegancia sin artificio.
¿Moda pasajera o nueva norma cultural?
Aunque aún quedan resquicios del edadismo clásico —especialmente en ciertas industrias como la tecnológica o el cine comercial—, el ascenso de figuras senior en espacios de alto impacto está marcando un punto de inflexión. Las nuevas generaciones están comenzando a ver el envejecimiento no como un declive, sino como un horizonte deseable.
En definitiva, las canas han dejado de ser una señal de “caducidad” para convertirse en un emblema de autenticidad. Y si esta tendencia continúa, podríamos estar entrando en una nueva era: la del prestigio de la edad.
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